Un novedoso estudio publicado por la doctoranda de la Universidad de Castilla-La Mancha, Irene Martínez García, junto a investigadores del grupo CarVasCare podría contribuir a prevenir la ceguera en pacientes con diabetes.
Se trata de una prueba sencilla y poco costosa que detecta, de forma precoz y no invasiva, la retinopatía diabética, principal causante de la ceguera en pacientes con diabetes. El uso clínico de este método, que recibe el nombre de autofluorescencia cutánea, supondría mejoras notables en el sistema sanitario.
Hasta el momento se había utilizado el examen de fondo de ojo, mucho más extenso y complejo, al implicar la dilatación de la pupila. El nuevo procedimiento, mucho más sencillo, utiliza un dispositivo con forma de almohada que se coloca en el antebrazo e ilumina la piel, identificando y midiendo los productos de la glicación avanzada, formaciones que aparecen cuando el azúcar en sangre se adhiere a las proteínas, acumulándose en los vasos sanguíneos e inflamándose.
Un método más rápido y preciso y menos invasivo
La propiedad autofluorescente de estos productos provoca que se iluminen cuando son excitados por una luz de una longitud de onda específica. La inflamación de los vasos sanguíneos y la acumulación de estos productos pueden causar daños irreversibles en el organismo, obstruyendo con mayor rapidez los pequeños vasos, como son precisamente los de la retina.
Este método permitiría otorgar diagnósticos precoces de riesgo y daño cardiovascular, previniendo complicaciones microvasculares como la retinopatía diabética y posterior ceguera en personas diabéticas. Con esta prueba, por tanto, se podría abaratar coses a corto y largo plazo, ahorrar tiempo y ganar en efectividad al ser un método no invasivo, preciso y rápido.