No hay investigación sin recursos, ni diagnósticos sin especialistas. Pero para que las personas con enfermedades raras reciban la atención que necesitan, la sanidad tiene que poder responder. Y eso significa algo muy claro: apoyar a quienes la sostienen.
Las listas de espera se alargan, los especialistas no siempre están disponibles y el personal sanitario trabaja en condiciones de sobrecarga. Todo esto impacta directamente en quienes necesitan atención médica urgente, seguimiento especializado o acceso a terapias innovadoras.
Si queremos mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades raras, es fundamental reforzar la sanidad: aumentar los recursos, contratar más profesionales y garantizar condiciones laborales que permitan una atención de calidad. Sin un sistema sanitario sólido, la investigación avanza más despacio, los diagnósticos tardan más en llegar y los tratamientos se hacen menos accesibles.
Invertir en sanidad no es un gasto, es una necesidad. Apostar por más medios y mejores condiciones para el personal sanitario es clave para que nadie se quede sin respuesta.